Fidelizar a los clientes y crecer como emprendimiento han sido las metas planteadas por Mónica Pintado, y lo está logrando con trabajo planificado, duro y decidido.
Pintado, Cuencana de nacimiento, hace ocho años empezó a trabajar en Teccel, una tienda de venta y reparación de celulares ubicada en la esquina de las calles Presidente Córdova y Tarqui.
Recuerda que no tenía experiencia, pero el propietario de Teccel confió en ella. Con dedicación aprendió a resolver problemas tecnológicos de celulares y arreglo de equipos.
Pintado recuerda que su jefe siempre la motivó con frases como: “mija, aprende para que un día te pongas tu propia tienda”, “lo estás haciendo muy bien”, “cuando más aprendas de esto, más lejos llegarás”.
Estas palabras calaron profundo en ella, hasta que hace dos años, su jefe le ofreció venderle el negocio, porque se marchaba del país. “Me dijo que soy la persona perfecta para seguir con Teccel, por el conocimiento adquirido”.
Pintado no lo pensó tanto, con sus ahorros y un crédito de 5 mil dólares, que le otorgó la Cooperativa Chola Cuencana, compró el negocio. Desde entonces, el trabajo y la dedicación depositados en este emprendimiento no ha cambiado, con relación a cuando fue empleada.
Manifiesta que tiene la misma responsabilidad en las horas de abrir el negocio, atender a los clientes y ofrecer un buen servicio. Los cambios vienen solo en la responsabilidad económica para manejar bien las finanzas: pago de arriendo, a proveedores y obligaciones crediticias.
Hace poco tiempo y por su excelente registro crediticio, la cooperativa Chola Cuencana, le facilitó otro crédito de 4 mil dólares, con ese dinero adquirió más mercadería para surtir la tienda de celulares y para el taller de costura que tiene en otro punto de la ciudad.
Para ella, esta cooperativa ha sido un puntal importante para sacar adelante sus emprendimientos y servir mejor a sus clientes. Además, esa confianza le permite seguir creciendo y tener nuevas aspiraciones de negocios.
